La región de Yecla es la cuna de la uva Monastrell y parte del éxito de los vinos DEMUERTE en todo el mundo. Y es que esta zona da personalidad y carácter propios a los vinos que en ella se realizan. Una singularidad que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo y que hace de DEMUERTE una saga de vinos de gran valor.
Yecla, cuna de la Monastrell y el éxito de los Vinos DEMUERTE
Enclavada en una rica tradición vinícola que se remonta a los fenicios y romanos, Yecla se erige como un epicentro de la producción de vino en España. Esta posición destacada en el mundo del vino comenzó en el siglo VIII, cuando los árabes encontraron abundantes viñedos en estas tierras, momento en que se desarrolló una historia que se consolidó en el siglo XVI con la designación de Yecla como Bodega Mayor de la producción vinícola del momento. Un dato que conocemos a partir de las reseñas que se escribieron en las crónicas de Felipe II. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX, con la llegada de comerciantes franceses, cuando los viñedos experimentaron una expansión significativa, ocupando todo su territorio actual.
Denominación de Origen Yecla
La Denominación de Origen (D.O.) Yecla es una zona que se encuentra ubicada entre 535 y 800 metros sobre el nivel del mar. Destaca por la diversidad de estilos de vinos que autoriza, haciendo especial énfasis en la producción de los tintos, cuya base es la variedad Monastrell, ya sea sola o acompañada de otras cepas autorizadas como Syrah, Merlot y Petit Verdot.
Los vinos que se realizan en Yecla, bajo la D.O, son reconocidos por su equilibrio, intensidad aromática y concentración frutal. Tanto los vinos jóvenes como los de crianza se distinguen por su color cereza violáceo con tonos granates, aromas balsámicos, especiados, minerales y frutas rojas. En boca todos estos vinos se describen como carnosos, cálidos, tánicos y suaves, destacando por su equilibrio y gran extracto, características impresas por la variedad de uva Monastrell que crece en esta tierra.
Un suelo rico y una uva emblemática
El suelo de la zona de Yecla es de tipo calizo y tiene un subsuelo espeso de carbonatos y una superficie arenosa con formaciones de arcilla, lo que contribuye a la calidad de los viñedos de la zona. A ello hay que unir que el clima mediterráneo-continentalizado de la zona, con inviernos largos y fríos, veranos calurosos y una elevada oscilación térmica, proporciona condiciones ideales para la maduración de la uva. Las horas de sol, con una media de 3,385 horas al año, y las escasas precipitaciones que se dan en la zona, -que suelen rondar los 300 mililitros anuales- completan el perfil climático singular de la región.
En este entorno es donde crece la Monastrell. Una uva que se erige como la variedad emblemática de la zona de Yecla, donde es prácticamente un monocultivo. Esta cepa, de origen español, se caracteriza por su exigencia de cultivo delicado, su gusto por suelos ligeros, profundos y bien drenados, donde haya una presencia de caliza. Se trata de una uva capaz de soportar periodos de sequía, que se manifiesta en los vinos de la zona con colores intensos, expresividad y aromas afrutados en nariz. También en forma de taninos vivos en boca y una gran estructura, alcanzando su potencial varietal a partir de 13 grados.
DEMUERTE y Yecla
En este escenario, los vinos DEMUERTE, elaborados por Pablo Cortés en las Bodegas Barahonda, ocupan un lugar destacado en la escena vinícola de Yecla. Y es que reconocidos a nivel mundial, los DEMUERTE destacan por su diseño elegante e innovador, combinando calidad y estética. Con siete vinos en su portfolio, todos protagonizados por la Monastrell, han obtenido premios y reconocimientos, consolidándose como referentes prestigiosos que llevan el nombre de Yecla y la tradición vinícola de la región a lo más alto del panorama vinícola internacional.